Han pasado ya casi tres semanas desde que la Puerta del Sol celebrara las campanadas más atípicas que se recuerdan en España. Sin embargo, siempre es buen momento para escuchar el son del carillón y más si se trata de deporte. Sobre el reloj del Pilar Fernández Valderrama, el Fundación Aliados se quedó a dos golpes de hacer sonar la campanada ante uno de los suscritos a la lista de favoritos a levantar el título de Liga: el Amiab Albacete.
Los hombres de José Antonio de Castro afrontaban este primer paso en la empinada cuesta de enero con escasez de víveres. Los pucelanos estrenaban el 2021 sin su mejor hombre, Hadiazhar, y sin su sexto jugador, su público -de nuevo apartado de las gradas por las restricciones provocadas por el Covid-, pero pisaron el parqué como si nada de eso importara. Pusieron los grilletes a Manning y aporrearon la canasta de los castellanomanchegos con un parcial de 7-0 de salida que invitaba a soñar.
El argentino Ruggeri y el colombiano Rodrigo Pérez, sobresalientes ambos, lograron cubrir el hueco que dejaba Hadiazhar -pese a que la ausencia del iraní se dejó notar en la pintura-. Van Brunschot trabajaba el rebote con solvencia para ayudar a que el Fundación Aliados llegara al final del primer cuarto comandando el marcador con cuatro puntos arriba (20-16).
Sin embargo, el equipo morado pasó del sol a la sombra en apenas unos minutos y eso, en época de temporales, puede congelarte. Los pupilos de Jesús Torres cogieron carrerilla, se encomendaron a su flema británica -con Manning y Fox como primeras espadas- y a la imponente presencia de Alejandro Zarzuela en el juego interior para noquear a un Fundación Aliados que no fue capaz de poner la réplica en este periodo y recibió un doloroso parcial de 6-20 que hizo menguar las posibilidades de escuchar el sonido de la campanada en el Pilar Fernández Valderrama.
Los albaceteños, que hicieron buen uso de su fondo de armario en el banquillo, recuperaron su aureola de favoritos y controlaron el tempo del partido sin perdonar un solo error local y sin echar de menos a Choudhry, baja para la cita en Valladolid (28-42). El equipo de José Antonio de Castro, tras el tropezón del segundo cuarto, quiso recuperar esa versión que acorraló al Albacete en el primer cuarto. Rodrigo Pérez y Adrián Pérez se vaciaron en la búsqueda de este propósito.
Los once puntos de ventaja contra los que remaba el Fundación Aliados en el cuarto de cierre parecían, a priori, definitivos, pero los pucelanos no quisieron dejarse llevar por la corriente. Comandados por un gran Maxi Ruggeri, apretaron a su oponente, intentando cambiar un guion que podría haber tenido otro final de no ser por los fallos que emborronaron un desenlace alternativo con final feliz para los locales. El puso acabó con el brazo vallisoletano cediendo al músculo albaceteño. (57-61).
La derrota no suma puntos al casillero del Fundación Aliados, ya que se quedó a dos golpes de hacer sonar la campanada, pero alimenta las expectativas de cara a los duros retos que le sirve el calendario. El próximo, ante otro hueso: el Mideba Extremadura.
Maxi Ruggeri: “Nos faltó inteligencia”
El argentino Maxi Ruggeri, uno de los más destacados ante Albacete, analizó tras el partido las claves de la derrota vallisoletana: “Ellos manejaron muy bien el partido. Empezamos bien, pero luego defendimos blando y ellos, con buenos jugadores, supieron aprovecharlo”.
El jugador sudamericano reconoce que el sino del partido se torció cuando el equipo visitante logró una renta que sobrepasaba la decena de puntos: “Cuando un equipo como Albacete te saca once puntos es muy difícil recuperarlo”. Ruggeri confiesa además que al Fundación Aliados le faltó “inteligencia” para leer el encuentro. “Debimos jugar a un ritmo más pausado. Nos quisimos poner al ritmo de ellos y a ese ritmo nos ganaron”, confiesa el base, que intentó cubrir la baja del iraní Hazhard. “Lo he intentado hacer lo mejor posible, pero para mí es muy difícil hacer el rol de Omid”, concluye.