Condicionados por las normas impuestas por la Junta y ante la posibilidad de que la solución se alargue, la Federación de Baloncesto de Castilla y León ha decidido que la Primera Femenina se aplaza una semana para poder así organizar un posible cambio de calendario y reducir los desplazamientos de los equipos.
Primero fue la prohibición de entrenar con contacto, luego llegó la posibilidad de hacerlo pero sólo para los equipos con deportistas de élite para, más adelante, permitir cualquier tipo de actividad bajo techo, eso sí, utilizando mascarilla también en competición. El galimatías normativo en que se ha convertido la Dirección General de Deportes está volviendo locos a todos. Ya la Federación tomó la determinación de no enviar árbitros para partidos amistosos si persistía la obligación del uso de mascarilla y, en este caso, el mismo ente federativo ha querido analizar la situación con más calma y ha decidido aplazar el inicio de la Primera Femenina, al menos, una semana.
Pero, además de eso, se han adoptado una serie de medidas para controlar la situación, trabajar con seguridad y evaluar las posibles consecuencias de un posible cambio de normativa o, más adelante, de un posible contagio entre los equipos. Porque, vaya por delante, todos los equipos de competición nacional (de EBA hacia arriba) están obligados a presentar un certificado de «negativos»; es decir, un justificante médico que avale que todos los miembros del equipo han dado negativo en COVID. Esto no se aplica a la Primera Femenina o Masculina, con lo que se tendrán que realizar protocolos diferentes.
Se han estudiado dos escenarios posibles para relanzar la competición el fin de semana del 24-25 de octubre. El primero de ellos afectaría, principalmente, al grupo A1 (aquel en el que no están los equipos vallisoletanos) donde los conjuntos gallegos jugarían entre ellos a ida y vuelta hasta que se solucione la problemática de los test obligatorios en esa comunidad. Pero la propuesta que parece que va a salir adelante es esta: dos grupos (A1 y A2) divididos en dos subgrupos (A1-A, A1-B, A2-A y A2-B), con un sistema de competición de partidos a ida y vuelta con el mismo rival. Esta medida busca tener más controlados los posibles positivos y minimizar su impacto. Los tres equipos vallisoletanos estarían encuadrados en el Subgrupo A2-B junto a Universidad de Burgos y Universidad de Salamanca.
Una vez disputada la liga regular, se volvería a la composición de Grupo A1 y A2, arrastrando los resultados de la primera fase, permitiendo así a todos los equipos jugar contra todos los participantes de su grupo original. Los equipos que lucharán por obtener plaza en Fase de Ascenso deberán superar unos playoffs como ya estaban marcados: el primero del A1 contra el octavo del A2, y así sucesivamente, en partidos de ida y vuelta. El descenso se lo jugarán los dos últimos clasificados de cada grupo.
Desplzamientos más cortos, más semanas de descanso y más control ante hipotéticos casos positivos. Esto es lo que buscan los entes federativos competentes, que aún está por ratificar para confirmar que la Primera Femenina se aplaza una semana. Por el momento, es una posibilidad que se está teniendo en cuenta y que se confirmará en los próximos días.