Abrimos El Laboratorio estadístico de Baloncesto Valladolid para meternos en el meollo de los números. La primera pregunta que nos hacemos es muy sencilla: ¿qué le pasa al ataque del Real Valladolid? Acudiendo a la estadística podemos explicar (o intentarlo, al menos) lo que está ocurriendo en la fase ofensiva del conjunto morado y lo vamos a poner en contexto con los tres equipos que tienen su mismo balance (Cáceres, Alicante y Almansa) y con el próximo rival pucelano, Estudiantes.
Comenzamos con una estadística básica que nos va a ayudar a comprender el resto de ítems que vamos a utilizar: las posesiones. Este dato permite descubrir el ritmo de juego ya que, un número alto, nos dice que un equipo es más «veloz» que otro, por ejemplo. Aquí, el Real Valladolid es claramente inferior a los conjuntos que antes hemos señalado. Es inferior a todos ellos aunque con diferencias no muy abultadas, lo que muestra que los de Roberto González es un equipo con un ritmo más lento que el resto. A partir de ahí, encaminamos nuestros pasos a la eficiencia ofensiva, con lo que utilizaremos los puntos anotados y las posesiones de cada conjunto. Así, el Real Valladolid es mejor en ataque que los tres equipos con su mismo balance y sólo un excelso Estudiantes anota más puntos por posesión que los pucelanos.
Bien, entonces, si su ritmo no es excesivamente diferente al de sus rivales y su eficacia ofensiva es mejor, ¿qué le pasa al ataque del Real Valladolid? Pues, entre otras cosas, que el triple y toda la estadística alrededor de este concepto no le sonríe en absoluto. Si nos referimos a términos globales, es el sexto peor equipo de la liga en porcentaje de acierto y es el último (empatado con otros dos equipos) en volumen de lanzamientos. Si cerramos el foco y comparamos los números con Almansa, Cáceres y Alicante, la escuadra de Roberto González es la que menos utiliza el triple, lanzando sólo un 32% de sus tiros desde más allá del 6,75. Con esa cantidad de tiros tan escasa y un uso tan limitado, el ataque pucelano se está volviendo unidimensional, lo que permite a los rivales dar más espacio en el exterior y doblas las ayudas por dentro, donde los nuestros concentran un mayor volumen de intentos.
Para finalizar, y pese a lo que pudiera parecer, los números no engañan si los relacionamos con la posición de la clasificación; es decir, la estadística no miente y deja claro que el Real Valladolid está donde está por méritos propios y tiene datos similares (cuando no peores) que todos los equipos con su mismo balance o, incluso, que alguno que está por debajo.
Lo mejor es que, de la mano de Roberto González, un entrenador que ha sabido y sabe explotar el talento de todas las plantillas que ha tenido a su disposición (y que ha utilizado el triple como recurso con mucho acierto), estas tendencias no harán sino cambiar en un futuro próximo. Por otro lado, el rival de la semana que viene, Estudiantes, no parece el propicio para cambiar esta mala dinámica ofensiva, toda vez que los colegiales son la mejor defensa de la liga en las nueve jornadas que llevamos disputadas.