El Fundación Aliados realizó un nefasto encuentro ante un Bidaideak que no era, ni de lejos, el intratable rival de otras temporadas, puesto que contaba con muchas bajas, entre ellas, la de su “torre”, Luis Eduardo Jasso, y con Asier García, su principal referente en la cancha, con problemas físicos que le impidieron estar al cien por cien. Y aún así, la diferencia de 22 puntos para el cuadro vasco arroja suficiente claridad respecto a lo acontecido en este partido, con lo que, para el conjunto pucelano se produce un regreso a la liga con derrota en Bilbao.
No empezó del todo mal el choque, ya que los vallisoletanos supieron contener el juego interior del Bidaideak en los primeros compases, pero después se les olvidó defender, lo que propició varios contraataques de los locales, que aprovecharon para obtener una diferencia de diez puntos al finalizar el primer cuarto (18-8), con un Chema Avendaño que terminó siendo el dueño y señor absoluto de la pintura.
No hay mucho más que decir, puesto que el conjunto morado siguió acumulando errores, no solo en los pases –fruto de la falta de concentración y de intensidad- sino también en los lanzamientos, lo que derivó en un paupérrimo porcentaje de cara al aro -34% de acierto-, que hacía totalmente imposible cualquier intento de remontada por parte del Fundación Aliados.
El conjunto vasco, a pesar de no contar con una de sus piezas clave en ataque, hizo valer la experiencia y el buen hacer de Avendaño, quien no perdonó y fue aumentando su casillero sin piedad para convertirse en el máximo artillero del partido con 30 puntos. Mientras, en el cuadro dirigido por José Antonio de Castro, Adrián Pérez buscaba mejorar el tanteo lo que resultaba, a todas luces, insuficiente, para contrarrestar el escaso trabajo defensivo. Al final, tan solo sumaron 42 puntos, una cifra impropia para un equipo que siempre muestra garra y que busca objetivos más ambiciosos.
