Hace exactamente nueve años, el Polideportivo Pisuerga vivió una de esas actuaciones estelares que todavía se recuerdan en los últimos años. Lamentablemente, fue el equipo local, el CB Valladolid, quien tuvo la desgracia de sufrir un festival anotador de un jugador que se encontraba en su prime, quizá en el mejor momento, ofensivamente hablando, de toda su carrera. Porque, aquel día, Rudy voló por encima del Blancos de Rueda Valladolid
Y es que el escolta internacional español llegó al Real Madrid en ese 2011 con un contrato temporal debido al lockout de la NBA, que suspendió toda actividad en suelo americano mientras se llegaba a un acuerdo para firmar un nuevo convenio laboral. Jugadores como Ibaka, también en el Madrid, o estrellas consagradas como Andrei Kirilenko, Deron Williams o Tony Parker, hicieron las maletas a Europa para seguir jugando. Y Rudy, que acababa de firmar su nuevo contrato con los Denver Nuggets, aprovechó el parón para viajar a la capital y amargar la mañana de domingo al Blancos de Rueda Valladolid.
El partido comenzó con el nº 5 mandando, especialmente desde el triple. Pero no fue hasta el tercer cuarto cuando destapó el tarro de las esencias. Un alley-oop marca de la casa tras el descanso marcó el camino de una actuación memorable, con números estratosféricos y canastas de auténtica estrella. De hecho, ese tercer parcial se cerró con un +18 para los blancos. Eso sí, de la mano del argentino Diego García, los pucelanos se pusieron a seis mediado el último cuarto, ocasión que aprovechó Rudy para volver a dejar huella: ocho canastas casi consecutivas cercenaron las opciones de los de Luis Casimiro, que intentó de todo pero nada sirvió en el intento de contener el talento del balear.

Al final, Rudy Fernández se fue a los 28 puntos, con 7/7 en tiros de 2, 4 asistencias y 6 faltas recibidas, sumando 35 créditos de valoración. Si lugar a dudas, una actuación de otro planeta. En el equipo del Blancos de Rueda, el máximo anotador fue Hervé Touré con 14 tantos, bien acompañado por un Nacho Martín que sumó 6 puntos y 10 rebotes, y Diego García, cuyo acierto exterior en el último período mantuvo con vida a los morados.
La sensación al finalizar el choque es que Rudy voló por encima del Blancos de Rueda Valladolid, que había ganado él solo (con cierto nivel de exageración, evidentemente) y que, sin su presencia, la victoria se hubiera quedado en casa. «Maldita NBA, ¿no tenía otro momento de parar?» o «¿no se podía haber ido a Joventut?» fueron frases que se escuchaban durante la salida de los aficionados y en sala de prensa. Frases que reconocían, implícitamente, el partidazo que se había visto y la gran actuación de un jugador diferencial que dejó su sello a orillas del Pisuerga.