El 2020/2021 no será un curso anodino en el mundo del deporte. La pandemia del coronavirus ha provocado que el nivel de exigencia en la reválida a la que se enfrenta el Fundación Aliados crezca en dificultad. Ante sí, la página en blanco de una temporada para sobrevivir y para soñar. Para sobrevivir en lo sanitario y en lo económico y para soñar en la pista, donde, por el momento, el crucero morado navega viento en popa.
Alternándose entre el sillón de presidente y el de entrenador, José Antonio de Castro analiza una temporada que no ha podido empezar de mejor manera en el Pilar Fernández Valderrama, campamento base del Fundación Aliados. “Este año el objetivo es sobrevivir al bicho y a la economía y ser competitivos en lo deportivo”, asegura el vallisoletano. La presente temporada borra la final a cuatro del calendario y dibuja una Liga regular sin un favorito claro para alzarse con el primer puesto y, por ende, con el título de campeón. “Va a ser una Liga muy igualada y la mejor muestra es que el Ilunion ya ha perdido dos partidos -recuerda-. No hay Final Four y cualquier fallo se paga”, advierte.
La última vez que la máxima categoría del baloncesto adaptado se jugó sin fase final -la de 2011- el trofeo de campeón acabó desembarcando a orillas del Pisuerga. Tal vez, el destino guiñe un ojo al Fundación Aliados que en sus primeras pinceladas de una temporada para sobrevivir y soñar ha demostrado tener mano de artista.
Cuatro partidos y tres victorias en un arranque de Liga soñado. Las Rozas, Getafe y Amfiv han sido las víctimas de un Fundación Aliados con hambre, que no pudo hacer frente al acierto anotador del Gran Canaria la pasada semana. “Este año somos más rápidos y mejores en la zona. Podemos usar el tiro exterior y hacer ayudas en la zona. Tenemos una plantilla corta, pero más compensada”, estima De Castro, que ensalza la ilusión renovada de un grupo que ha sabido mantener su bloque y reforzarse en puntos clave como la pintura. Unas pinceladas en las que el club pucelano ha suplido las marchas de Lalo, Isa Juanjo y Tinín, con las llegadas del holandés Jelmer Van Brunshot, del colombiano Rodrigo Pérez o la vuelta del iraní Omid Hadiazhar.
El Fundación Aliados ha comenzado la temporada con el acelerador pisado y en unos pocos días su motor aumentará en potencia cuando los trámites burocráticos permitan debutar al iraní Vahid Saadatpoormoghadam, “la guinda” que le falta de José Antonio de Castro para completar el puzle y optar a pensar a lo grande en esta atípica temporada en la que el entrenador vallisoletano calificaría como “éxito acabar en cuarta posición. Van a influir las plantillas y ‘el bicho’. Burgos -que ha tenido que aplazar varios encuentros a consecuencia del coronavirus-, por ejemplo, tiene tres partidos en cuatro días tras tres semanas de parón. Luego también hay equipos con plantillas cortas como Vigo, que como tengan un problema con el virus… Esta liga está divertida. Cualquiera puede ganar a cualquiera. Ya no hay nadie fuera del alcance de nadie”. El juego de tronos ha comenzado. Alea iacta est.